Publicado en El Nuevo Día

El gobierno tiene una oportunidad preciada para poner en práctica su política pública de autogestión y emprendimiento comunitario con la invitación pública al diálogo que le extendió la Mesa Multisectorial del Bosque Modelo.

La autogestión y el emprendimiento comunitario tienen el potencial de transformar las dinámicas económicas y de gobernanza imperantes. Requieren apertura y desprendimiento. Y soltar el lente habitual del dirigismo gubernamental.

Los gobiernos han mostrado durante décadas su incapacidad para abordar solos los retos complejos que tiene el país. Insistir en hacerlo de forma unilateral ha impuesto trabas al progreso real y sostenido. El gobierno ni puede ni debe actuar solo. Menos, cuando la partidocracia y demás males que la rodean se anteponen al bien público.

Desde su concepción, la iniciativa del Bosque Modelo de Puerto Rico ha mostrado una ruta para el desarrollo de proyectos. Surge de la propuesta y la acción ciudadana. La Ley 182 de 2014 que establece su estructura, es resultado de esa gestión de la sociedad civil determinada a aportar para que el país avance. Dicho estatuto declara el Bosque Modelo, compuesto por unas 390,000 cuerdas en 31 municipios, como área prioritaria para la planificación y el desarrollo sostenible. Promueve el fortalecimiento de las economías locales y el emprendimiento comunitario.

Con la ley, el gobierno se reconoció facilitador. El estatuto dispuso que, al cabo de cuatro años, la Oficina desaparezca. Su encomienda quedaría en manos de los ciudadanos, ya constituidos, por virtud de la propia ley, en dos entidades sin fines de lucro: la Mesa Multisectorial y el Fideicomiso del Bosque Modelo. La ley establece que la Oficina cierre el 30 de junio próximo.

En preparación para ello, el Fideicomiso creó el Fondo para la Conservación y Desarrollo Sostenible del Bosque Modelo. Administrado por la Fundación Comunitaria de Puerto Rico, el Fondo invertirá en proyectos que promueven la conservación y el desarrollo sostenible.

Ahora, con el argumento de que logra economías -unos $300,000 al año-, la administración del gobernador Ricardo Rosselló propone revertir lo alcanzado. La Asamblea Legislativa ya aprobó, en uno de los proyectos de reorganización del gobierno, la propuesta de mantener la Oficina del Bosque Modelo y adjuntarla a la sombrilla del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales.

La Mesa Multisectorial ha advertido que la acción propuesta echa atrás una estructura ya formada, de la que participan ciudadanos de forma voluntaria. Esto en sí, representa ahorros al presupuesto público.

Así, nuevamente, se levantan desde la sociedad civil banderas sobre las incongruencias entre el discurso oficial y la acción. Sigue en entredicho la credibilidad del gobierno. Se mina la confianza de los ciudadanos en sus instituciones. Mientras se pregonan nuevas formas de hacer, se gobierna con el mismo viejo modelo que destruye proyectos, sin consultas, en cada cuatrienio.

Pero el Bosque Modelo nunca surgió de un partido. Por el contrario. Es producto de la autogestión. Aspira y viabiliza que se devuelva a los ciudadanos su derecho y su responsabilidad de participar en la planificación y el desarrollo de Puerto Rico. Esa participación multisectorial garantiza la continuidad tan carente en la gestión pública.

La autogestión y el emprendimiento comunitario son activos socioeconómicos que Puerto Rico necesita fortalecer. Es preciso hacerlo libre de sectarismos. Sin más consideración que la aspiración colectiva a forjar un Puerto Rico justo y próspero con gente, relaciones y ambiente saludables.

Es mucho lo que esta administración puede aprender del trasfondo y del proyecto mismo del Bosque Modelo. Permítasele a la Mesa Multisectorial informarle e inspirarle. Escucharlos con mente abierta y voluntad dispuesta debe resultar en validar y respetar esta valiosa iniciativa. Puerto Rico ganará con cada espacio que se abra para el diálogo franco. El Bosque Modelo provee alternativas a los marcos habituales económicos y de gobernanza ya enmohecidos. Permitir su desarrollo sin intervencionismos, es permitir que avance la democracia y la sostenibilidad.