Por Carlos Enrique Pacheco Irizarry

Publicado en El Nuevo Día

Nuevamente surge la amenaza de la incineración, acción criticada por todos los que cuidamos el aire que respiramos, nuestra salud y nuestro ambiente. Recientemente, se anunció que la Junta de Calidad Ambiental (JCA) aceptó la iniciativa del Cuerpo de Ingenieros (USACE, por sus siglas en inglés) de incinerar el material vegetativo recogido y almacenado, tras el paso del huracán María.

Alegan que no hay composteras suficientes ni otras alternativas de disposición final. Estamos hablando de quemar sobre 3.5 millones de yardas cúbicas de material vegetativo. Para que entendamos esta cifra, es como llevar 175,000 camiones de los grandes al estadio Hiram Bithorn, y crear una montaña de la altura del edificio principal del Banco Popular de Hato Rey dentro de ese espacio.

La otra alternativa de disponer este material en los vertederos ocuparía un espacio valiosísimo del poco que nos queda para la disposición de nuestra basura. Eso tampoco es opción. El volumen disponible en nuestros vertederos debe ser catalogado como un recurso finito, no renovable que debemos conservar. Simplemente, no tenemos espacio para seguir construyendo vertederos.

Existe otra alternativa; crear una compostera en cada pueblo. No es una idea difícil de realizar, si hay unión de voluntades. Necesitamos unir tres sectores: el gobierno central (agencias reguladoras, legislatura y alcaldes), el gobierno de Estados Unidos: USACE y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), así como la sociedad civil (organizaciones de base comunitaria, empresarios, profesionales, cooperativas de ahorro y crédito) todos colaborando hacia un mismo fin: salvar la materia prima y sentar las bases para el reciclaje del material vegetativo, junto a los residuos orgánicos en todo el país en forma descentralizada.

Recomiendo constituir un grupo multidisciplinario de profesionales que elabore en un mismo lugar todo lo concerniente a análisis ambientales, planes de negocio y operacionales, documentos de construcción, subastas, construcción y supervisión de las obras. Este equipo de trabajo recibiría información de los alcaldes y dueños de lugares donde se pueda crear una instalación de composta.

Tenemos que conseguir con urgencia por lo menos 1,000 cuerdas por toda la isla, en zonas cercanas a los centros de los pueblos, preferiblemente fincas de 2 a 20 cuerdas dentro de zonas agrícolas. Existe un recién aprobado Reglamento de Composta que nos provee los criterios básicos para una aprobación rápida de esta iniciativa. Esto es un gran avance. Para citar un ejemplo de la importancia de esta iniciativa, los municipios de la zona del Bosque Modelo no tendrán dineros para disponer de su basura en un futuro cercano. Recomiendo aprovechar esta gran oportunidad para impulsar el reciclaje de orgánicos y vegetativos, y dejar instalaciones que puedan asimilar a costos razonables para FEMA otro evento atmosférico futuro.

A su vez, podemos lograr en corto tiempo aumentar en un 50 por ciento la tasa de reciclaje del país. Esta iniciativa producirá nuevos empleos, disminuirá las importaciones y creará los insumos necesarios para la agroecología de base comunitaria y toda una industria fundamentada en lo que debemos llamar la industria del compostaje. El huracán María trastocó en gran escala al país. Nos queda como pueblo crear los cimientos de esta nueva industria que ayude a levantar nuestra economía. ¡Aprovechemos esta oportunidad! Gobernador: dicte usted la orden.

El autor es presidente de la Junta de Fiduciarios del Bosque Modelo.