Agricultores y agrónomos participan de una serie de talleres organizados por el Centro Climático del Caribe del Departamento de Agricultura federal (USDA) y la Oficina del Bosque Modelo de Puerto Rico (OBMPR), con el fin de fortalecer la capacidad de enfrentar los efectos del cambio climático.
El director del Centro Climático del Caribe del USDA, William Gould, y la directora ejecutiva de la OBMPR, Laura B. Arroyo, expresaron la gran pertinencia de que el sector agrícola tenga mayor capacidad para adaptarse a los cambios que ya experimenta la isla a fin de propulsar la sostenibilidad alimentaria.
Se estima que luego de los huracanes Irma y María, las pérdidas en el sector agrícola sobrepasaron los $245 millones, que se suman a los daños enfrentados por la gran sequía del 2014-2016 y la competencia a nivel de mercado con productos importados.
“Los huracanes Irma y María nos revelaron que hoy más que nunca debemos capacitar con herramientas y técnicas para poder adaptarnos a los impactos del cambio climático que se observan cada vez con mayor frecuencia”, señaló la licenciada Arroyo.
El doctor Gould expresó que “en los últimos años se han registrado sequías, inundaciones y huracanes muy potentes. La iniciativa ADAPTA promueve estrategias de adaptación que incrementan la productividad de las fincas mientras se conservan los recursos naturales, así creamos sostenibilidad y resiliencia a largo plazo”.
Los portavoces señalaron que la serie de talleres ADAPTA, que comenzaron a celebrarse en agosto, se ofrecen de forma gratuita para integrantes del sector agrícola. Ello por una colaboración entre la OBMPR y el Centro Climático del Caribe.
Este mes se ofreció el segundo taller que tuvo como recursos a los agrónomos Ián Pagán y Alfredo Aponte y a la agricultora Marissa Reyes en el Refugio de Vida Silvestre del Embalse La Plata del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, en Toa Alta.
Este segundo taller, con una participación de 30 personas, estuvo orientado a mostrar técnicas sobre el uso eficiente del agua para riego a través del método Keyline, el control de plagas y la asociación de cultivos para incrementar la productividad de las fincas.
La agricultora Reyes explicó que el método australiano Keyline tiene como ventaja el hecho de que toma en consideración la topografía y los patrones climáticos de un área para la implementación de un sistema de riego. El método utiliza además los puntos de inflección de un terreno como punto de partida hacia la construcción de zanjas que dirijan el paso del agua.
Por otro lado, los agrónomos Ian Pagán y Alfredo Aponte dilucidaron sobre el mejor manejo de control de plagas y la genealogía tras la adaptación de ciertos cultivos. Pagán ofreció soluciones de cómo utilizar ciertos tipos de insectos como la mariquita para acabar con algunas plagas y la utilidad de los multicultivos en un mismo terreno, los cuales ayudan a mantener en producción la finca, así como el rotar de área los cultivos para propiciar la fertilidad de la tierra.
Mientras, Aponte detalló sobre la fisiología del estrés en plantas ante el cambio climático que se reflejan en los cultivos como: crecimiento reducido, clorosis, lesiones, marchitez, muerte de la planta. Ofreció soluciones como la elección de las plantas más tolerantes a cambios extremos en un cultivo y la aclimatación por medio del cambio gradual del uso de recursos como el fertilizante y el agua. También, comentó sobre los beneficios ecosistémicos de los cultivos cobertores como herramienta para el aumento de porosidad y materia orgánica, así como la conservación de humedad y una buena infiltración, la disminución de escorrentía y la compactación del suelo.
Arroyo puntualizó que la agricultura sostenible y los sistemas agroforestales juegan un papel crucial dentro de la huella del Bosque Modelo de Puerto Rico, donde hay alrededor de 7,800 fincas agrícolas que representan el 50 por ciento de las fincas en Puerto Rico.
“La promoción de estas mejores prácticas en la agricultura ayudará a enfrentar los impactos negativos que estamos experimentando y que seguiremos experimentando por el cambio climático. Con la diseminación del conocimiento en estos talleres ayudaremos a la comunidad agrícola a incorporar estrategias sustentables que minimicen los efectos nefastos del cambio climático a nuestro desarrollo económico y social”, señaló la directora ejecutiva de la OBMPR.
En el primer taller en agosto, los participantes aprendieron técnicas de conservación y de manejo sostenible de suelos agrícolas con el agrónomo Ian Pagán Roig, del proyecto agroecológico El Josco Bravo.
El próximo taller ADAPTA está pautado para el mes de abril y estará enfocado en el tema de la silvicultura. Los demás talleres que se ofrecerán incluyen técnicas para la reducción de la huella de carbono en la producción lechera y el uso de plantas cobertoras en sistemas de producción para lograr un suelo saludable.